En esta ocasión nos enfrentamos ante un reto importante, la Sábana Santa.
He recopilado la información que considero más seria y contrastada que circula
por Internet y los conocimientos adquiridos de la amplia Bibliografía publicada
sobre el Sudario. Primero, estimados lectores una pequeña introducción y a
continuación, un extenso y minucioso estudio histórico, científico y
espiritual. Espero que disfrutes de la visita.
Se conoce por SÍNDONE a la Sábana Santa, que se supone cubrió y
sirvió de mortaja al cuerpo sin vida de Cristo una vez desclavado de la cruz,
que se expone en la ciudad italiana de Turín.
La Sábana Santa mide 4´36 metros de larga por 1´10 metros de ancha, con una
superficie total de 4´796 m2 y con un peso aproximado de 1´420 Kg.
La reliquia describe un rectángulo de una sola pieza, sin unión ni
dobladillo. A causa de los siglos transcurridos la pieza de lino tiene una
tonalidad amarillenta- grisácea con un ligero contorno rosa .El sudario muestra
la imagen frontal y dorsal de un hombre tal y como si lo hubiesen colocado
sobre una mitad y hubieran pasado el lienzo sobre su cabeza para extenderlo
hasta los pies. El cuerpo está tendido de espaldas con las manos cruzadas al
frente, la mano izquierda sobre la muñeca derecha y los pies cruzados. Los
pequeños ríos de sangre han corrido por la frente como si hubiese corrido en
vida si las espinas hubiesen lacerado esa región. Hay lastimaduras por el
rostro y tanto la parte delantera como dorsal están muy marcadas por pequeños
coágulos oscuros como los que podrían haber dejado un azotamiento con látigo
con castigo de punta de metal o hueso. Estas improntas son de un color sepia,
rojo parduzco y herrumbroso con diversas tonalidades e intensidades dependiendo
de la zona del cuerpo.
INTRODUCCIÓN
LA TERMINOLOGÍA USADA PARA DESIGNARLA
BREVE RECORRIDO HISTÓRICO
LA FOTOGRAFIA
LA BUSQUEDA DE UN ORIGEN PARA LA IMAGEN
ESTUDIO MEDICO FORENSE
ESTUDIO LINOGRÁFICO DEL LIENZO DE TURÍN
LA OPINION DE ARQUEOLOGOS E HISTORIADORES
ARGUMENTOS A FAVOR Y EN CONTRA
PROBABILIDADES DE SU AUTENTICIDAD
RESULTADO FINAL
HISTORIA DE LOS ESTUDIOS DEL SANTO SUDARIO
INTRODUCCION
“Año 33 (aproximadamente), un hombre es ajusticiado y condenado a muerte en
la cruz, tras un castigo brutal es obligado a llevar un madero hasta el lugar
de su ejecución, desde la ciudad hasta el monte Gólgota, más allá de los muros
de la ciudad de Jerusalén. Una vez allí, este hombre apodado como “el rey de
los judíos” es crucificado y tras tres horas de sufrimiento…, muere.
Es desclavado y depositado sobre una sábana o lienzo y llevado hasta el
lugar donde sería sepultado”, esta sería una breve crónica de los
acontecimientos de aquel día, pero ¿por qué nos detenemos en el Gólgota?
Jerusalén fue arrasada en el año 70 por el general Tito, a partir de entonces
los Santos Lugares son puras especulaciones (su exacta situación) .Por ello es
tan importante determinar la localización del Gólgota y del Santo Sepulcro.
Con la unificación de Jerusalén, desde 1967 se ha llevado una amplia
exploración por parte de los arqueólogos israelíes, sus investigaciones son
significativas para los cristianos dada la posibilidad que determine el curso
del Segundo Muro que protegía a la ciudad. El monte Gólgota estaba localizado
fuera de la ciudad al igual que las tumbas judías, todo ello tras los muros de
la ciudad. El monte era conocido como “el lugar de la calavera” y era un
enclavamiento popular y conocido por todos. Los evangelios no dan ninguna
indicación de la ubicación del mismo, salvo que estaba cerca de la ciudad, que
era un lugar visible desde lejos, que se hallaba próximo a un activo camino
principal y que cerca de él había un jardín que contenía tumbas de roca. El
autor desconocido de la Epístola de los Hebreos dice que estaba “al otro lado
de la puerta” pero no indica a qué puerta de la ciudad se refería. Los
evangelios tampoco nos dicen cómo surgió el nombre de Gólgota, aunque hay
algunas teorías:
1º. Qué el cráneo de Adán (“el primer hombre”) se encontraba sepultado
allí, bajo el monte.
2º. Que era el lugar público de ejecución, donde los cráneos quedaban
tirados cerca de allí.
3º. Que se asemejaba en su forma a un cráneo humano. La palabra en la que
se escribieron los evangelios es “Kranion” que es griego. Al traducirla al
latín se empleo la palabra “calvaria” que llevó a la expresión “Calvario”.
La idea es que el Gólgota estaba sobre un montículo o colina, aunque podría
ser el suelo de uno de los valles sobre los que estaba construida la ciudad de
Jerusalén. El caso es que tras diecinueve siglos después nadie sabe donde
estaba el Gólgota o de donde viene su nombre, aunque desde el año 326 se ha
identificado un sitio particular, marcado por la Iglesia del Santo Sepulcro,
como escenario de la crucifixión.
El sitio presente puede ser el sitio real ya que era corriente que los
romanos eligieran un lugar conspicuo para la ejecución de criminales, un sitio
que está junto a la principal vía hacia el norte satisface esta condición.
Muchos de los que visitan Palestina se han preocupado al descubrir que la
Iglesia del Santo Sepulcro está dentro de la ciudad de Jerusalén, aunque los
evangelios indican que la crucifixión ocurrió fuera de los muros, “cerca de la
ciudad”. La posición presente de estos lugares santos dentro de la ciudad se
debe a los cambios que se han producido en el trazado y la extensión de
Jerusalén en el curso de 2000 años. Durante casi un siglo después de la
crucifixión, la ciudad Santa fue totalmente destruida dos veces y desde
entonces ha visto a muchos conspiradores y gobernantes de diferentes credos.
El sitio marcado por la Iglesia del Santo Sepulcro puede haber estado
dentro o fuera de ese muro, para que concuerde con la tradición evangélica debió
estar fuera, ya que ese muro era entonces la defensa más septentrional de la
ciudad, de ahí la necesidad de determinar el curso de este segundo muro. Muchos
se preguntaran el motivo de que el Santo Sepulcro estuviera al norte de la
ciudad y la razón es que los otros puntos o lados de Jerusalén son tan
escarpados y se hallan tan quebrados por hondonadas que ningún punto pudo haber
contenido el grupo de personas del que habla Lucas.
Una posición al norte de los muros habría sido posible si Jesús hubiese llevado
después del juicio ante Pilatos desde la fortaleza Antonia, junto al templo, o
desde el palacio de Herodes, la Ciudadela, al oeste de la ciudad. Aún existe
debajo del Convento de las Hermanas de Sión, la Gabbatha , o suelo donde se
realizaban los juicios, probablemente era la sala de guarda del sótano de la
fortaleza Antonia.
En el año 326, cuando se ubicó el lugar ahora marcado por la Iglesia del
Santo Sepulcro, no se realizó ningún intento por sugerir que su reconocimiento
se debía a la preservación de la tradición cristiana. El lugar parece haber
sido identificado como el sitio de un antiguo cementerio judío. La búsqueda del
sitio verdadero se inicio en el año 326,por orden de Constantino, el primer
emperador romano que reconoció la Iglesia Cristiana (después de recibir una
señal en plena batalla :”Con este signo vencerás” viendo una cruz de fuego en
el cielo…). Después del Concilio de Nicea , Constantino declaró que el lugar
debía ser objeto de veneración. En consecuencia, el obispo Macario de Jerusalén
eligió el lugar que, al ser excavado, reveló un número de tumbas de roca y a
unos 85 metros hacia el este, una cisterna que contenía tres “cruces”. Se
eligió una de esas tumbas, no sabemos con qué criterio, como aquella en la que
había sido puesto Jesús, y se identificó una de las cruces o vigas de madera
que contenían clavos como la verdadera ,por sus poderes curativos, dato a tener
en consideración. Como principal narrador tenemos al historiador de la Iglesia y
obispo de Cesárea en Palestina es esa época: Eusebio (Vida de Constantino). A
favor del actual enclavamiento habría que decir que San Juan en las
postrimerías del siglo I escribe en Éfeso un evangelio cristocéntrico en el que
se refiere a la tumba del señor , sin aludir a posibles violaciones o
deterioros. Y el propio Eusebio nos cuenta en su “Historia Eclesiástica” que
hasta la segunda guerra judía del año 132 “trece obispos”, convertidos del
judaísmo a la fe cristiana, cuidan con gran celo del sagrado lugar”.
Orígenes, escritor griego y doctor de la Iglesia, afirma que durante el
siglo II empiezan ya a acudir a Jerusalén numerosos e ilustres peregrinos para
visitar los Santos Lugares y orar en ellos, puntualizando que estas
peregrinaciones dieron comienzo después de la Ascensión del Señor, dato muy
importante éste porque significa que no fue olvidada la sagrada tumba. El
propósito profanador de Adriano al erigir un templo a Venus sobre el Gólgota y
el Santo Sepulcro señaló el sitio exacto de la muerte y sepultura de Cristo, y
durante más de dos siglos sirvió de protección a los Santos Lugares.
Otras fuentes indican que la emperatriz Elena, madre de Constantino, fue a
Jerusalén a buscar el sitio exacto, según el relato se produjo una revelación
milagrosa y otro indica que se debió a un judío que extrajo la información de
archivos familiares. Se dice que Elena, al llegar a Jerusalén, le encargó a
Macario que buscara la cruz, este sin saber que hacer ofreció plegarias y se
vio recompensado con un revelación milagrosa, en otros relatos la historia es
análoga pero su protagonista es la emperatriz Elena. Después del descubrimiento
del sepulcro y de la cisterna que contenía las cruces, se quitó la roca que los
separaba para formar una masa cuadrada de roca pura, que fue identificada como
el Gólgota mismo. No se hizo intento alguno por sugerir que parecía un cráneo,
pero debajo se halló una cueva que se llamaba como el lugar del sepulcro del
cráneo de Adán, lo que indica que esta fue la derivación más probable de la
palabra Gólgota. El sepulcro mismo coincidía perfectamente con una tumba de
aquel periodo. Era un sepulcro de roca al que se entraba por una baja abertura
.La cámara de la tumba era de 2´1 metros de longitud por 1´8 metros de ancho y
2´4 metros de alto. Había un nicho (semicircular) arqueado de 2´1 metros de
largo ya 0 ´6 metros del suelo. También había un nicho semicircular alrededor
de esa y de las otras tumbas que también se encontraron. Encima se construyó la
Iglesia de la Resurrección y hacia el este la Gran Iglesia de Constantino. La
roca del Gólgota, marcada por una cruz, estaba entre ambos edificios.
Las iglesias que Constantino construyera fueron destruidas en el año
614,durante la captura de Jerusalén por los persas. Estos pronto fueron
expulsados por los romanos del Imperio Oriental que reconstruyeron los templos,
pero pocos años después Jerusalén paso a manos de los árabes durante la
conquista mahometana de Palestina Las iglesias fueron destruidas nuevamente en
el 1010. Los cruzados las reconstruyeron y la Iglesia del Santo Sepulcro quedó
intacta hasta 1808, cuando un incendio la arrasó. El edificio actual data de
1810.Desde que los arqueólogos intentan localizar sitios bíblicos en Palestina,
se ha identificado varios lugares en torno a Jerusalén como “el lugar de la
calavera”. La identificación del sitio marcado Iglesia del Santo Sepulcro
depende ahora de la determinación del curso del Segundo Muro, construido por el
rey Herodes para cerca lo que entonces era el suburbio norte. El antiguo Primer
Muro, en su lado norte iba desde la Ciudadela en el Oeste al Templo en el Este.
El Segundo Muro, según el historiador judío Josefo, quién nació en Jerusalén y
fue testigo presencial del sitio romano, “empezaba (en el oeste) desde la
puesta del Primer Muro, que se llamaba Gennath, rodeaba la cuesta hacia el
norte y subía hasta Antonia”. Era una breve pared defendida únicamente por
catorce torres. Su extremo occidental está determinado por la referencia del
historiador a la puerta que daba a los jardines (Gennath). Se han encontrado
porciones de un muro antiguo en el norte de la calle de David, en la línea que
podía seguir el muro, el predominio de los negocios árabes en esa zona la torna
muy delicada para la excavación. Parece probable que el muro rodeaba la parte
principal del valle central, que en época de Herodes iba de norte a sur a
través de la parte central de la ciudad. Ese pudo ser el motivo de su curso en
zig- zag. Parece que se desviaba hacia el norte ,giraba hacia el este, volvía
al norte y corría otra vez hacia el este. La Iglesia del Santo Sepulcro está
situada – aproximadamente- en el lugar donde el muro hacia su primer giro
repentino al este. El sitio así identificado, ¿quedaba dentro o fuera del muro?
Para satisfacer las condiciones requeridas debió estar fuera de la puerta de la
ciudad. Pudo haberse ubicado una puerta en ese lugar para empalmarlo con el
camino principal hacia el norte. El hecho de que se construyera la puerta donde
el muro giraba marcadamente podía tener ventajas desde el punto de vista
militar, ya que brindaba un ángulo por donde se la podía vigilar desde dos
lados.
Jesús fue crucificado cerca de una escarpa o acantilado que contenía tumbas
de roca y estaba cercado por un jardín -quizás parte de los jardines a los que
conducía la Puerta Gennath- .En ello reside la paradoja, la dificultad para
identificar el sitio. Los judíos no habrían permitido sepelios dentro de la
ciudad. Esa conclusión ubica al lugar fuera del nuevo muro de la ciudad. Por
otra parte, ¿habrían permitido los judíos que su muro estuviera dominado por
una escarpa? Además, parece indicar que el Gólgota debió estar hacia el norte o
posiblemente en otra parte. Las mujeres que deseaban untar el cuerpo la mañana
del domingo, fueron a escondidas, ya que esperaban que se las reconocieran como
unas simpatizantes de los cristianos. Difícilmente se habrían atrevido a
acercarse a una tumba próxima a los muros de la ciudad, desde los cuales podría
verse. No obstante en 2000 años ha debido cambiar la topografía del lugar y
ello nos puede llevar a falsas conclusiones.
A favor de la situación actual están los resultados de las obras realizadas
en 1962 en la Basílica del Santo Sepulcro y en las excavaciones del flanco nordeste
del mausoleo que albergó la tumba de Jesús en las que se extrajeron tierra
virgen rosácea del suelo de la sacristía y del mismo tipo de tierra que tenía
los huertos en época de José de Arimatea.
El terreno está atravesado por un segundo grueso muro romano, anterior a
cualquier construcción (romana) de Constantino. Este muro pudo haber sido el
perteneciente al templo pagano construido por Adriano y al que ya nos hemos
referido. Han surgido restos del cuadrilátero constantiniano que rodeaba el
santo mausoleo por los lados norte, este y oeste. Se han descubierto
construcciones del siglo VI en el área comprendida entre el mausoleo y
edificios del cuadrilátero constantiniano. Se han reconocido el nártex y portal
de la capilla de la Aparición, debidos a la restauración de Constantino
Monómaco , en 1408.Se ha comprobado que las destrucciones de los persas en el
año 614 como las de Hakem en el año 1009 no fueron tan extensas ni totales
,conservándose estratos del pavimento y de ladrillos en la actualidad, es decir,
hasta la envoltura de ladrillos de la restauración de Constantino Monómaco
(según datos del padre Virgilio Corvo)
LA TERMINOLOGÍA USADA PARA DESIGNARLA
Cuando se habla de la Síndone nos puede confundir la amplia terminología
usada para designarla. Es fácil que nos refiramos a ella como “Sábana”,
“Sudario” o “Lienzo”. San Juan refiriéndose a la resurrección dice que Simón
Pedro junto a otro discípulo vieron los lienzos tirados y el sudario que había
estado sobre la cabeza envuelto en un lugar aparte, lo cual nos hace pensar que
eran más de una pieza las que formaban la mortaja funeraria. Mateo y Marcos se
refieren a ella como sábana al indicarnos que era propiedad (la pieza) de José
de Arimatea, con ellos también coincide Lucas. ¿Cuál es el término adecuado?
¿Cuál se ajusta a la realidad?
El término “sidon” según San Jerónimo es una tela de lino más larga que
ancha, la cual envolvía el cuerpo, a diferencia de sudarium , que en el latín
clásico significa “pequeño lienzo útil para enjugar el rostro”. Concretemos que
en el caso de Cristo la síndone es una larga tela de lino blanco que sirvió
para envolver el cadáver del ajusticiado en la cruz. Es más que probable que
sobre el rostro se colocase un lienzo a modo de sudarium según las tradiciones
funerarias judías y un trozo de lienzo a modo de cinturón mantuviera cerrada la
mandíbula del difunto (como los antiguos remedios contra el dolor de muelas).
De ahí la diversidad de piezas de lino que pudo observar San Juan siendo el que
con más riqueza descriptiva narró lo observado en el interior del sepulcro,
mientras el resto de los evangelistas simplemente repararon en lo más evidente
y notable: La Sábana.
Pero profundizando en todo esto veamos la traducción de ese párrafo del
Evangelio de San Juan (versículo 20): ” El primer día de la semana va María
Magdalena de madrugada al sepulcro. Corrían los dos juntos pero el otro
discípulo corrió por delante más rápido que Pedro y llegó al sepulcro. Se
inclinó y vio las vendas en el suelo, pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole,
entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo ,y el sudario que cubrió la
cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró
también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, vio y
creyó, pues hasta entonces no había comprendido que según las Escrituras Jesús
debía resucitar de entre los muertos. Los discípulos entonces volvieron a
casa”.
Hasta aquí, la versión comúnmente aceptada; pero si consultamos el Códice
Alexandrinus ,que data del siglo IV-V (en el Museo Británico de Londres) se
encontrará la misma cita evangélica de la siguiente forma: ” Salieron, pues
Pedro y el otro discípulo y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos y el
otro discípulo se adelantó más velozmente a Pedro y llegó primero al monumento
y agachándose ve los lienzos allanados .Pero no entró. Llega pues, Simón Pedro
siguiéndole y entró en el sepulcro contemplando los lienzos allanados y el
sudario que estuvo sobre la cabeza de Él, no, al igual que los lienzos, allanado,
sino al contrario, enrollado en su propio lugar. Entonces, pues, entró también
el otro discípulo, quién llegara primero al sepulcro .Y vio y creyó”.
Tal como fue escrita en el Códice Alexandrinus, las palabras griegas
“othonia” significa “lienzos” y no vendas, como se ha venido traduciendo. Así
lo tradujo San Jerónimo en la versión Vulgata. Según el códice la expresión
“lienzo” hacía referencia a toda una pieza o sábana. Cuando Juan habla de
vendas usa la palabra griega propia “keirai” y sin embargo queda demostrado
según el Códice Alexandrinus que los lienzos estaban allanados usando para ello
el término griego “Keimena” que es más adecuado. Así pues nos encontramos ante
un grave error de traducción que nos pueden hacer dudar sobre las piezas
halladas en el sepulcro y sobre su posible definición, para subsanar este error
y de la mano de los modernos (y más fiables) sistemas de traducción podemos
afirmar que en el interior del sepulcro se hallaban una gran pieza de lino, un
sudarium y posiblemente una estrecha pieza de lino cuya función como ya hemos
referido anteriormente servía para mantener la mandíbula cerrada.
BREVE RECORRIDO HISTÓRICO
Año 30: Fabricación del lienzo de lino que cubriría el cuerpo inerte de
Cristo.
Año 33: Muerte y crucifixión de Cristo. Su cuerpo es amortajado en el Monte
Gólgota (Jerusalén) con el lienzo.
Del año 33 al 35: Se mantiene oculto del lienzo entre los cristianos,
posiblemente ocultado por José de Arimatea (el tener las mortajas funerarias
era un delito muy grave entre los judíos).
Del año 35 al 50: Permanece escondido en la ciudad de Pella.
Del año 50 al 70: Es llevado y mantenido oculto en Jerusalén hasta el asedio
de esta ciudad por el general Tito, hijo del emperador Vespasiano, que destruyó
la ciudad.
Año 70 al 300: Es trasladado a la ciudad de Edessa (hoy Urfa en Turquía).Al
apostolar los reyes de Edessa los guardianes cristianos escondieron la Sábana
tapiándola en un hueco en las murallas de la ciudad.
Año 313: Constantino I “El Grande” derrota a Majencio y fue promulgando el
Edicto de Milán. La Sábana Santa es entregada a la custodia de la emperatriz
Eudoxia.
Año 404: Muere Eudoxia y la reliquia pasa a manos de la emperatriz Pulquería
(399-453). Este hecho fue registrado por historiador del siglo IV, Nicéforo
Calixto.
Año 525: La reliquia es venerada públicamente, se podía contemplar la cara
de Cristo ya que la Sábana estaba plegada.
Año 900: La reliquia fue cedida al emperador bizantino y trasladada a
Constantinopla (capital de imperio romano de Oriente) alojándola en la basílica
de Santa María de Blackernae. Existe constancia de ello gracias a los escritos
del obispo francés Aroulf. San Juan Damasceno (s.VII – s.VIII).
Del año 900 al 1204: Permanece en la Iglesia de Santa María de Blackernae
,así lo atestigua el abate benedictino Soermudarson quién lo refleja en los
escritos realizados tras una visita en el año 1155 a la Catedral de Santa Sofía
en Constantinopla (hoy Estambul – Turquía).También hay referencias de ello por
los escrito de Guillermo de Tiro quién dice que el emperador Manuel Commenus le
mostró al rey Amarilco I de Jerusalén el sudario de Cristo Nicolás Mesarites
dijo haber visto en la basílica de Blackernae los lienzos funerarios de Cristo
,año 1203.
Año 1204-1208: Las hordas cruzadas saquean la ciudad y la sagrada reliquia
desaparece de su lugar. Otton de la Roche, capitán de la guardia que tenía
encomendada la custodia de la reliquia introduce la Sábana Santa en Francia.
Año 1349: Felipe IV obsequia con la reliquia a Geoffrey de Charny, conde de
Charny y señor de Lirey .Este encomienda la construcción de una iglesia en
honor de la Virgen María (según documento histórico guardado en la Biblioteca
Nacional de París).
Año 1355: La reliquia tras la muerte de Geoffrey de Charny pasa a manos de
los clérigos de Lirey .Estos la exhiben públicamente.
Año 1389: Se expone la Sábana provocando la ira de Pierre de Arcis, obispo
de Troyes. El rey de Francia retira su permiso para exponer la Sábana Santa a
los clérigos de Lirey.
Año 1390: Los clérigo temiendo la Guerra de los Cien años fue llevada de un
lugar a otro en pro de su seguridad.
Año 1418: Los clérigo de Lirey la ceden a Humbert de la Roche.
Año 1443: La viuda de Humbert de la Roche se niega a devolver la Sábana, en
este conflicto debió intervenir el Papa Clemente IV en el conflicto creado.
Año 1471-1484:Sixto IV (Papa) autoriza al duque se Saboya a construir una
capilla en Chámbery para albergar a la reliquia.
Año 1516: El artista alemán Alberto Durero realiza una copia de la Sábana
en la ciudad belga de Lierre.
Año 1532: Incendio en la capilla de Chámbery (Francia). El historiador
Pingonius relata cómo fue retirado por cuatro hombres. El cofre se fundió
debido al excesivo calor del incendio y una gota del noble metal fundido quemó
parte de la Sábana .El agua usada en el proceso de enfriado del cofre también
dañó o marcó la Sábana Santa.
Entre el año 1532 y 1572 la Sábana viajó a Vercelli, Niza y Chámbery.
Año 1572: Las monjas remiendan las quemaduras del incendio de Chámbery.
Año 1578: La Sábana Santa es trasladada a Turín donde será venerada por
Carlos Borromeo librando el príncipe Filiberto de Saboya a este de su promesa
de ir a pie de Milán a Saboya en gratitud por el cese de peste en su
archidiócesis.
Año 1694: Guarini (gran arquitecto) finaliza la construcción de la capilla
de la reliquia junto a la Catedral de San Juan.
Allí permanece hasta nuestros días. En los años de guerra (mundiales) la
reliquia fue trasladada en secreto a las grutas del santuario de Monteverne,
cerca de Nápoles. Actualmente se encuentra en un bello relicario de plata en la
Casa de Saboya, tras el ya lejano incendio que amenazó por segunda vez la
integridad de la reliquia. Hoy día ha vuelto a su emplazamiento en la capilla
del Santo Sudario en Turín.
LA FOTOGRAFIA
El primer descubrimiento cabe atribuirlo, sin duda, al abogado italiano Secondo
Pía. Su contribución fue muy simple desde el punto de vista material, pero
resultó revolucionaria. Pía se limitó a realizar, en 1898, la primera
fotografía de la Síndone.
Al examinar la placa que contenía el negativo fotográfico quedó
desconcertado: La inversión del claroscuro, que ordinariamente se produce en la
placa fotográfica, servía en este caso para mostrar el verdadero carácter de la
figura (que aparecía extraña y borrosa cuando se contemplaba la Sábana al
natural).
Para que pudiera verse la imagen que aparecía en la placa que sostenía en
las manos era necesario que en la tela se hubiera “estampado” la figura del
crucificado con el claroscuro al revés, pues en el negativo fotográfico
aparecía el positivo óptico de la impronta. Se podían apreciar ahora todos los
detalles; por fin era una imagen comprensible.
Este fenómeno se da siempre que se fotografía la Síndone, y parece
innecesario recalcar que no existe antecedente alguno comparable con este caso.
No se conoce en la Historia de la iconografía, anterior al siglo veinte, de
ningún artista que realizara su obra invirtiendo el claroscuro. El propio
sentido de la negatividad de una imagen es contemporáneo a la aparición de la fotografía
(e inconcebible para un artista medieval).
¿Qué sentido tendría en el siglo XIII realizar algo así, teniendo en cuenta
que los contemporáneos no lo entenderían?.
¿Quién sería capaz de hacer algo semejante, dado el ínfimo desarrollo del
realismo anatómico en la iconografía medieval?. No se conoce en la Historia de
la iconografía, anterior al siglo veinte, de ningún artista que realizara su
obra invirtiendo el claroscuro. El propio sentido de la negatividad de una
imagen es contemporáneo a la aparición de la fotografía (e inconcebible para un
artista medieval).
¿Qué sentido tendría en el siglo XIII realizar algo así, teniendo en cuenta
que los contemporáneos no lo entenderían?.
¿Quién sería capaz de hacer algo semejante, dado el ínfimo desarrollo del
realismo anatómico en la iconografía medieval?.
Guía a la lectura de la Sábana Santa
La imagen de la figura humana debe de ser leída como si fuera reflejada en
un espejo: lo que se ve a la derecha se encuentra en realidad a su izquierda y
viceversa. La huella del cuerpo humano es una imagen negativa, las impresiones
y las huellas de sangre son en positivo.
La imagen es un poco tenue, pero, cuando la mirada se acostumbra, sobre
todo si se le evidencia con la ayuda de la fotografía, muestra de manera clara
la figura de un hombre que ha sido sujetado al suplicio de la crucifixión, por
eso ha muerto y lleva los signos de algunas torturas especiales. El cuadro
global de aquellas torturas remite a una narración que viene de la antigüedad,
la única conocida en que estos detalles se encuentran todos presentes al mismo
tiempo. Se trata de la narración que los cuatros evangelios hacen de la pasión
de Jesús de Nazaret.
-Lesión en el pie izquierdo
-Mancha del agua utilizada para extinguir el fuego en el incendio de 1532
-Lesión producida por un instrumento punzo-corto-contundente
-Dobleces del lienzo
-Marcas de azotes
-Talón y planta del pie derecho
-Líneas carbonizadas provocadas al lienzo durante el incendio de 1532
-Remiendos realizados por las monjas Clarisas de Chambéry
-Magulladuras provocadas camino del monte Calvario
-Lesiones en la cabeza provocadas por un casquete de espinas
-Lesión en la frente
-Lesión en la muñeca izquierda.
LA BUSQUEDA DE UN ORIGEN PARA LA IMAGEN
La mayor cantidad de datos sobre la Santa Síndone proceden de los estudios
que realizó, a partir de 1977, un grupo de científicos dirigidos por el Dr.
John Jackson y su compañero el Dr. Eric J. Jumper (Profesores de Física y de
Ciencias Aeronáuticas, respectivamente, en la Academia de las Fuerzas Aéreas de
Denver, Colorado, y en el Centro de Pasadena -NASA- en Estados Unidos).
Su primera aportación se hizo pública en 1977: J. Jackson y E. Jumper
estudiando las fotografías de la Síndone en el laboratorio de las fuerzas
aéreas de Alburquerque, Nuevo México, con la colaboración de su colega el Dr.
Bill Mottern descubrieron que la imagen de la Síndone contiene información
tridimensional.
Aunque es difícil dar una explicación sencilla de lo que esto significa,
podemos decir que supone que el grado de densidad de cada punto de la imagen de
la S. Síndone está matemáticamente relacionado con la distancia del lienzo al
cuerpo: Alcanza la máxima “brillantez” en las zonas en que el cuerpo tocó al
tejido (nariz, frente, cejas…) y es menos intensa donde no se tocan (órbitas de
los ojos, lados de las mejillas…). El hecho de que en ningún punto de la imagen
la intensidad de la “marca” sea cero implica que la impronta no pudo hacerse
por contacto.
Este descubrimiento puede calificarse de asombroso: supone prácticamente,
por sí solo, descartar la posibilidad de un artífice humano. Nadie sería capaz
de establecer tal cantidad de grados de “luminosidad” que se ajustaran
matemáticamente a la relación distancia tela-cuerpo. Tras lograr resultados tan
alentadores, el equipo STURP solicitó, y obtuvo permiso para realizar una
exploración sobre la Síndone en Turín. Las Jornadas de observación directa
duraron 120 horas ininterrumpidas.
El Dr. John Heller (Biofísico, profesor en el New England Institute, y
miembro del STURP) cuenta que las disciplinas científicas utilizadas en esta
investigación fueron, entre otras, las siguientes:
Fotografía: visible normal, infrarrojos, y ultravioleta, (unas 5000 fotografías
en total). VP8: análisis de imagen. Ampliación de imagen computarizada.
Análisis de la función de mapas. Imágenes topográficas. Análisis
multiespectral. Análisis matemático de la imagen. Rayos X de baja energía:
Fluorescencia de rayos X. Reflexión espectroscópica (o espectroscopia de
reflexión de ultravioleta). Visibles. Infrarrojos. Termografía:
Microdensímetro. Microscopía. Microscopía: Polarización, fluorescencia,
contraste de fase de electrones. Bioestereometría: Espectroscopio (“raman”).
Láser de prueba microlasérica. Espectroscopio de dispersión de la energía del
electrón. Transmisión espectral microespectrofotométrica. Prueba química
húmeda: generación de porfirina fluorescente, tests de cianometahemoglobina y
de hemocromógeno, test de proteasa (enzimas que hidrolizan o dividen las
proteínas convirtiéndolas en compuestos más simples). Inmunofluorescencia.
Y a todo esto hay que añadir más de 1.000 experimentos químicos para
determinar la naturaleza de toda la imagen y de las marcas de sangre, así como
la historia del lino, manchas de agua, fibras varias, partículas y restos
(detritus), la presencia de pigmentos orgánicos e inorgánicos y vehículos
oxidantes y reductores, más todos los posibles caminos humanos para tratar de
crear una imagen igual a la de la Sábana.
Sus conclusiones fueron:
1º: Hay sangre humana indudablemente. Se han detectado componentes
exclusivos de esta. (Posteriormente el Dr. Baima Bollone ha podido determinar
que corresponde al grupo sanguíneo AB -“casualmente” el más frecuente entre los
hebreos y muy poco frecuente en los demás pueblos-).
2º: La imagen contiene al menos 9 características ( absoluta
superficialidad, extrema pormenorización, estabilidad térmica y química plenas,
comprobada ausencia de pigmentación de cualquier clase, estabilidad
al agua, no direccionalidad, negatividad y tridimensionalidad) que obligan a
excluir todas las técnicas conocidas para realizar la imagen (tintura, tinte,
polvo, contacto directo, vaporigrafía, vapor y contacto…)
3º: Se comprobó que sobre los párpados de la imagen había dos monedas
correspondientes al leptón de Poncio Pilatos. Señalan los investigadores que el
estudio realizado por computadora y el análisis de las imágenes revelan 25
coincidencias de dimensión, ubicación, orden y ángulos que se corresponden
exclusivamente con una moneda acuñada por Poncio Pilatos en el año 29 y 32
después de Cristo. En 1995 el forense Pierluigi Balma Bollone confirmó que
sobre los ojos del Ser de la Sábana aparecen esas dos monedas del año 29 D. C.
con una inscripción referente al emperador romano Tiberio (leptón). Ahora se
sabe que ésa era una costumbre mortuoria del lugar y la época.
Se puede concluir que no se conoce ningún procedimiento que permita
reproducir una imagen con todas las características mencionadas. Lo que es
claro es que no se trata de una imagen producida por contacto, lo que ha
llevado a pensar que se originara por algún tipo de radiación emanada del
cuerpo, instantánea en el tiempo, y que hubiera producido una especie de
“chamuscadura”. Sin embargo tendría que tratarse de una radiación con unas
características no explicables desde el punto de vista físico. Algunos
investigadores creyentes piensan que tal fenómeno podría haberse producido en
el momento de la Resurrección pero, puesto que esta hipótesis es indemostrable,
no puede haber un pronunciamiento científico en tal sentido.
ESTUDIO MÉDICO FORENSE
El descubrimiento de Pía suponía un gran hallazgo para la medicina, porque
la imagen que aparece en el negativo fotográfico permitía un estudio minucioso
de las diferentes heridas que se aprecian en el cuerpo del “Hombre de la
Síndone”.
El primer cirujano que comprobó la absoluta exactitud anatómica de esas
heridas fue el Profesor de Anatomía Comparada de la Sorbona Yves Delage (de la
Academia de Ciencias de París) un convencido agnóstico. Para él no existía la
menor duda de que sólo un hombre que hubiera padecido los tormentos físicos de
Jesús podría haber dejado tales huellas.
Son ya una multitud los médicos que, a lo largo de este siglo, ha
corroborado estas afirmaciones: desde los pioneros como Pierre Barbet (cirujano
del Hospital de S. José de París), o Giovanni Judica Cordiglia (profesor de
Medicina Legal de la universidad de Milán), hasta los más próximos a nosotros,
-que han podido comprobar sobre la propia tela sus afirmaciones- como el Dr.
Robert Bucklin (médico forense, patólogo del Hospital de Los Ángeles,
California), el Dr. Rudolf W. Hynek (de la Academia de medicina de Praga) o el
Dr. Pier Luigi Baima Bollone (profesor de Medicina Legal de la Universidad de
Turín) todos coinciden.
Un resumen somerísimo de las contundentes aseveraciones de todos ellos,
partiría de considerar que las heridas son anatómicamente perfectas, pero más
importante sería constatar que contienen una gran cantidad de detalles
desconocidos en la Edad Media, por ejemplo el halo de suero alrededor de las
manchas de sangre -no visible a simple vista- salpicaduras y sinuosidades de
los regueros sanguíneos, el hinchazón del abdomen -típico de la asfixia- etc.…
De ellos podemos sacar conclusiones como que murió por asfixia. Al estar
colgado por los brazos, los brazos tiran del diafragma, oprimiendo los
pulmones, no puede respirar y se empina para tomar aire; pero,…. …al inclinarse
y descansar todo el cuerpo sobre el clavo de los pies, el dolor es tan intenso
que se desploma. Pero… al desplomarse se ahoga y se vuelve a empinar.
El doctor Barbet, cirujano de Paris, afirma que al empinarse y desplomarse,
la mano giraba sobre el clavo y le destrozaba el nervio mediano y le producía
un dolor de paroxismo.
Jesús debió morir de dolor. La naturaleza no puede aguantar tanto dolor. Se
inhibe, sobreviene un síncope y se muere de dolor.
Algunos aspectos de la imagen describen al ajusticiado con peculiaridades
en clara contradicción con las representaciones de Cristo corrientes en la Edad
Media. La ciencia moderna reconoce hoy que tales características son un signo
de autenticidad porque muestran detalles -en los que no había reparado nadie-
perfectamente ajustados a la realidad de la muerte del Crucificado:
Corona de espinas en forma de casquete (no una corona).
Clavos de las manos en el carpo – único punto en el que se podría sostener
el crucificado en la cruz- y no en las palmas. Para que el clavo no destroce la
muñeca debe pasar por un lugar preciso, llamado desde el Siglo XIX “espacio de
Destot”. Ese clavo daña el nervio mediano lo que produce una tensa flexión del
dedo pulgar que se dobla hacia la palma de la mano, tal como sucedió con el
hombre de la Sábana
Lanzada en el costado derecho y no en el izquierdo….
Hechos como el de representar a Cristo completamente desnudo incluso
hubiera supuesto un escándalo.
Lo crucificaron con tres clavos y no con cuatro. Un sólo clavo atravesó los
pies, superpuestos uno sobre el otro. Tiene un pie encogido. El pie derecho
deja la huella de la planta perfectamente; y el izquierdo sólo la huella del
talón.
No fueron fracturadas las piernas como era la costumbre hacer con los
crucificados por los romanos, ello concuerda con el relato bíblico.
En los omóplatos de la imagen de la Sabana Santa se advierte unas
escoriaciones que hacen suponer que Jesús llevó sobre ellos el palo horizontal
de la cruz y no la cruz entera como se suele pintar.
Son muchas las lesiones que aparecen reflejadas con plena exactitud,
citaremos algunas para que se constate hasta qué punto se da la pormenorización
en todos los detalles:
-El cartílago de la nariz aparece roto y desviado a la derecha. Podría
deberse a una caída, pues se han encontrado restos microscópicos de tierra de
las mismas características físicas que la de Jerusalén en este lugar, en la
rodilla izquierda y las plantas de los pies.
-Bajo la región cigomática o malar derecha aparece una gran contusión. Los
especialistas lo consideran el efecto que produciría un bastonazo propinado por
un palo corto y redondo de 4-5 centímetros de diámetro.
-En el resto de la cara aparecen diversas escoriaciones especialmente en la
mejilla derecha y la región frontal.
-Sobre las arcadas supra orbitarias hay llagas contusas iguales a las que
producirían puñetazos o palos. El arco ciliar derecho está tumefacto, hinchado.
Las marcas sangrantes de la corona de espinas muestran más de 50 orificios. Los
más importantes se corresponden exactamente con venas y arterias reales.
(Piénsese que en la Edad Media se desconocía la circulación de la sangre, por
ejemplo).
-A lo largo de todo el cuerpo pueden verse marcas idénticas a las que
dejaría el instrumento que utilizaban los romanos para flagelar a un reo: el
Flagrum taxillatum (objeto que no se usaba en la edad media y que se conoce en
nuestros días por haber sido encontrado en excavaciones arqueológicas). El
profesor Bollone ha podido contar más de 600 contusiones y heridas en todo el
cuerpo y se cuentan las marcas de los azotes en unos 120. (Al estilo romano,
pues los judíos no daban más de 40).
-La herida del costado tiene una forma elíptica del mismo diámetro que una
lanza romana: 4.4 cm x 1.4 cm. (el hecho de estar en el costado derecho se
explicaría por la práctica romana de dar este golpe a un enemigo que protege su
corazón con el escudo que lleva en la izquierda).
-En el rostro se han descubierto hilillos capilares de sangre que no se ven
a simple vista, procedentes del sudor de sangre de Getsemaní.
-Con respecto a las manchas de sangre, cabe destacar varias cosas. El Dr.
Judica Cordiglia ha demostrado que todas las heridas fueron producidas en vida
del sujeto excepto la del costado que se infirió post mortem. También hay que
decir que, durante 1989, Sebastiano Rodante demostró en un trabajo que para
obtener manchas de sangre como las que aparecen en las fibras de lino, el
cuerpo ha de estar en contacto con el lienzo durante unas 36 horas, lo que
confirmaría lo afirmado por los Evangelios. Además, sus estudios revelan que
inexplicablemente el cuerpo dejó de estar en contacto con el lino después de
las 36 horas.
Sobre el grupo étnico al que podría pertenecer el hombre de la Síndone, hay
coincidencia entre los antropólogos. Por ejemplo T. Dale Stewart, del Museo
Smithsoniano de Ciencias Naturales, afirma que los rasgos faciales son “los
propios del grupo racial judío o semítico”. Sería interminable referirse a todo
lo que se sabe desde el punto de vista anatómico sobre “el Hombre de la Sábana
Santa”, baste con decir que estamos ante la única imagen que se ajusta 100% a
lo que la Medicina legal considera que fue la muerte de Cristo.
Hay pruebas de la muerte del cuerpo, pero no existe ninguna señal de
descomposición.
ESTUDIO LINOGRÁFICO DEL LIENZO DE TURÍN
La Sábana Santa es de lino puro, tupido y opaco, cuya estructura ha podido
estudiarse gracias a las ampliaciones fotográficas que permiten examinar todos
los detalles del tejido .Elaborada a mano, su urdimbre es de cerca de 40 hilos
por centímetro, y en el sentido de la trama de unas veintisiete pasadas o
inserciones por igual extensión .El entramado responde al estilo antiguo de
Damasco, se trata de una “sarga” con diagonal de cuarenta y cinco grados, en
“espiga de pez”, dispuesta dos arriba y dos abajo. El hilo transversal pasa así
debajo de tres verticales para aflorar en el cuarto, lo que requiere un telar
de cuatro pedales .Al ser rota la espiga en dos direcciones convergentes forma
estrías longitudinales de poca regularidad, como no podía menos de suceder con
los procesos y procedimientos practicados en telares rudimentarios donde se desconocían
los actuales medios técnicos de precisión de hiladura y textura. Se puede
establecer el grueso, o sea el grado de finura de los hilos que lo componen (ligo
génesis). Estos, aproximadamente deben corresponder, según la numeración
inglesa del lino, al número 70 para la urdimbre y al 50 para la trama .En la
Sábana Santa, en la pieza de lino, existen errores en la elaboración, pues
hilos que debieron formar la espiga en sentido ascendente han debido ser
elaborados en el descendente y viceversa. También existen equivocaciones en la
pasada de algunos hilos de la urdimbre. A veces, faltan tramos y hay
interrupciones de pasada en no pocas filas por haberse alterado el orden de la
nervadura.
Como hemos mencionado anteriormente, la reliquia es una pieza de lino puro
.El lino es una planta herbácea, anual, de la familia de las lináceas, con raíz
fibrosa, tallo recto y hueco, como de un metro de alto y ramoso en su
extremidad, hojas lanceoladas, flores de cinco pétalos azules y fruto en caja
de cien celdillas, con una semilla aplanada y brillantes en cada una. De su
tallo se extraen abundantes fibras que se emplean como materia textil en la
preparación de un tejido más resistente que el algodón, aunque menos flexible,
más rígido. Esta rigidez, unida a la superficie lisa y brillante que presentan
los tejidos, da un tacto fresco y en modo resbaladizo.
El lino era un tejido usado desde la antigüedad, teniendo referencias de
ello en el Éxodo o en el Libro de los Proverbios por citar algunos ejemplos.
Era muy estimado entre los hebreos por su calidad y su dureza .Además, hemos de
destacar la propiedad absorbente que éste posee, característica muy importante
en nuestro estudio. De la duración del lino a lo largo del tiempo no hemos de
extrañarnos ya que aún se conservan telas de lino en perfecto estado en el
Museo del Louvre (París- Francia) en su sección de egiptología y con una
datación de más de treinta siglos de existencia. En el Museo Egiptológico de
Turín (Italia) podemos encontrar una pieza de lino puro en perfectas
condiciones perteneciente a la XII Dinastía faraónica (2000 años a.C.), y así
una larga muestra de ejemplos reales y concluyentes…
El doctor Brozzone estima que la tela del sudario de Jesús corresponde
perfectamente a los tipos de tejidos conservados en las momias del siglo I de
nuestra era y añade que en pinturas- murales y mosaicos encontrados en restos
de monumentos arqueológicos abundan los telares aptos para este tipo de
producción.
Sobre el tejido se han hecho multitud de análisis y exámenes concienzudos
sin que aparezca la menor señal o huella de tinte, pintura o trazos de pinceles
y añadiendo que el color sepia es indudablemente de origen orgánico (siendo
éste extremo comprobado en el laboratorio mediante el uso de aparatos ópticos,
directamente aplicados a la tela y observado en ampliaciones fotográficas del
tejido).
En la Sábana Santa encontramos las huellas de las quemaduras del siniestro
del 4 de Diciembre de 1532 a modo de triángulos a los lados de la imagen
central de la reliquia, en algunos trozos de su tinte es más intenso que el de
otras improntas. Las más importantes quemaduras aparecen en dos series de seis
y tienen la misma forma y dimensiones, excepto las cuatro extremas, que son
parciales. Se deduce que en el plegado hecho en los dos sentidos, de longitud y
anchura, originariamente cuarenta y ocho planos o cuadrángulos del tejido, con
una dimensión de veintiocho por treinta y siete centímetros. Al producirse la
quemadura en un ángulo de la tela, plegada en forma rectangular dentro del
relicario de plata, que en parte se fundió por el enorme calor, algunas gotas
del metal incandescente cayeron sobre el tejido y se dañaron a la vez todos los
pliegues, resultando dos series de orificios. Por fortuna, se trataba de un
ángulo próximo a los márgenes laterales y permaneció intacto todo el rectángulo
central, destruyéndose sólo una pequeña parte de la impronta anterior.
Estas quemaduras, que aparecen circundadas por una coloración rosácea, como
la huella de un hierro caliente, habían corroído una porción de la tela en la
parte central, que fue sustituido por remiendos realizados por las Clarisas de Chámbery,
en fecha que se calcula entre el 16 de Abril y el 2 de Mayo de 1534, usando
para ello lino de corporales de la Santa Misa.
El agua utilizada para extinguir el fuego se derramó en gran medida sobre
la Sábana Santa, originando en un ángulo un sector carbonizado y amplias zonas
con cercos chamuscados en series simétricas. Son cinco las manchas dispuestas
sobre el eje de las imágenes: en la cabeza, en el pecho, en la espalda, entre
los muslos y la parte dorsal y entre las rodillas de la frontal. A cada una de
estas manchas corresponden en las orillas de la tela dos especies de medios
rombos .No son líneas rectas, sino sinuosas – lobuladas, de manera extraña,
absolutamente iguales a las huellas que se forman cuando se moja parcialmente
una tela blanca con agua manchada por una sustancia colorante. Cuando el tejido
se seca, la parte mojada se tiñe, pero se separa del resto del tejido que permanece
seco. Las manchas fueron causadas por el agua vertida en el incendio de 1532
para enfriar la incandescente caja de plata y así poder extraer la reliquia,
empapada de agua salvo el ángulo donde se formaron las repetidas manchas.
Existen, además, en el lienzo otras quemaduras de menor tamaño redondas y
rosáceas. Se advierten sobre una copia verificada en 1516 que permaneció en
Lierre (Bélgica) antes del incendio de Chámbery, estas quemaduras están
rodeadas de una especie de amplio halo esfumado, de color sepia, que en las
fotografías en tamaño natural se distingue claramente. Ellas se derivan del
calor irradiado que causa una cierta destilación seca de la celulosa del lino,
con producción de sustancias orgánicas diversas en estado gaseoso a tan alta
temperatura. Alguna de ellas, de color pardo, se difundió en un halo interno de
la quemadura y se depositaron coloreando la tela.
Además de las quemaduras pueden verse en el lienzo una serie de líneas
transversales, negras en el positivo y blancas en el negativo, que cortan las
imágenes. Esto se corresponde con los pliegues de la tela, imposibles de
eliminar pese a intentarse por procedimientos que no suponían riesgo de mayores
deterioros, entre ellos rodar un alisado y grueso cilindro de madera a lo largo
del lino. En cuanto a las improntas corporales de la reliquia hemos de decir
que se encuentran localizadas en la parte central y pueden advertirse las
siluetas anterior y posterior del cuerpo de un hombre, contrapuestas por la
cabeza, ello se debe a que el cadáver fue colocado de cúbico-supino sobre una
mitad del largo de la Sábana y la otra fue echada sobre la cabeza y superficie
anterior del cuerpo, hasta los pies. La figura del lienzo revela una admirable
y perfecta anatomía de un cuerpo viril, con las manos cruzadas sobre el arco
pubiano, la imagen es un negativo fotográfico, es decir, aparece inversa, lo
que está a la derecha es la izquierda de la realidad y viceversa, como si la
viéramos a través de un espejo. Esto es así en la imagen anterior y en la
posterior.
Continuando con la anatomía de la imagen, hemos de decir que presenta a un
hombre de talla elegante y robusta, de un metro y ochenta y tres centímetros de
estatura .Los miembros inferiores se ven de manera muy distinta en la imagen
dorsal y terminan con una perfecta impronta del pie derecho. En la impronta
delantera las piernas se “esfuman” en la parte inferior, como si el lienzo
estuviera extendido a distancia del cuello de los pies. Lo que más llama la
atención es la increíble impresión del relieve, no son simples trazos,
contornos o sombras, son formas que sobresalen extrañamente del fondo. No hay
copia, pintura o dibujo que pueda parecerse a ella. En las improntas del cuerpo
envuelto en la Sábana y un rosa o malva, con leve tinte carmín que revela las
numerosas manchas de sangre, de heridas más o menos extensas y profundas. Esto
se corresponde con la distinción cromática entre huellas somáticas y huellas
hemáticas. Las huellas sanguíneas de la Sábana son delicadamente rosáceas y no
de color negruzco como hubiera sido lo más lógico con motivo de las oxidaciones
que se producen con el tiempo.
El color de las imágenes está distribuido uniformemente, con un contorno
difuminado. En los bordes se confunde con el fondo de la tela. Si nos detenemos
a analizar el rostro nos damos cuenta de que también son así. Falta el límite
exacto de las órbitas, de la nariz, de las mejillas, del bigote, del labio
inferior, de la barba. Tienen, por el contrario, un contorno exacto de las
heridas, las manchas de sangre y las equimosis cuando se encuentran en una
región convexa del cuerpo que estuvo en contacto inmediato con el lienzo. La
faz resulta estrecha también por quedar veladas las partes laterales de las
mejillas. Los pómulos son bastante pronunciados y con ellos terminan la
configuración lateral de la parte más alta del rostro. Los dos caracteres dan
por resultado una cara un poco estrecha y aplanada. Las proporciones de las dos
imágenes son naturales (anterior y posterior).
En todas las zonas del cuerpo se ven huellas de las lesiones producidas por
instrumentos cortantes y de punta, o por instrumentos contundentes que
producían rápidamente tumefacciones, heridas y derrames. De estas heridas brotó
la sangre que posteriormente mancharía la Sábana con su rastro; de una herida
abierta surge sangre, de eso no cabe ninguna duda, con el paso del tiempo la
sangre se ha oxidado y desnaturalizado perdiendo sus propiedades
características, quedando su presencia inequívoca en algún momento sobre el
lienzo gracias a esas muestras o manchas aún patentes en la Sábana .No obstante
hemos de anotar que la coagulación de la sangre tiende a cerrarse en gotas
ovoidales de márgenes espesos cuando es inminente el fenómeno. Al comenzar la
retracción del coagulo en “arroyos” todavía dinámicos el suero puede notarse
igualmente. El fenómeno de coagulación se verifica en el tiempo normal de
quince minutos y puede haber un aumento de tiempo si añade nueva sangre a la
precedente en vías de coagulación. El fenómeno de retracción del coagulo se
manifiesta siempre dentro de los límites normales de una a dos horas, incluso
si el coagulo se produce con un retraso de la normal coagulación. El retraso de
la coagulación de la sangre no perturba el normal desenvolvimiento de la
retracción del coagulo. Respecto a los restantes coágulos de sangre que
encontramos en la Sábana podemos decir que los sufrimientos mortales, largos
esfuerzos musculares, traumas graves (flagelación y crucifixión), causaron un
desequilibrio de ácidos y bases, déficit alcalósico descompensado, consiguiente
acidosis y uremia genuina aguda, la cual determinó un aumento patológico del
tiempo de coagulación. Esta debe de haberse iniciado al morir la víctima y la
expresión del coagulo en los dos derrames del rostro a la hora undécima a
juzgar por el momento en que permanecieron impresos los derrames del suero de
la Sábana. Cuando se inició la retracción del coágulo en arroyuelos hemáticos,
el suero pudo acusarse como en la rama inferior del mismo que proveniente de la
vena frontal se cuajó en una arruga del Hombre del Síndone. La retracción del
coágulo se verificó en un tiempo normal en un hombre sometido a una intensa
tortura.
De todo esto se puede afirmar que el efecto cromático (coloración ocrácea
resalta da sobre un fondo más oscuro) se produjo porque la sangre impregnó las
fibras de lino. Conviene insistir en que se distinguen muchas huellas
sanguíneas sobre los cabellos y el rostro así como en otras zonas del cuerpo
del Crucificado.
(Datos del ESTUDIO LINOGRÁFICO obtenidos del libro “El
ENVIADO”, de Juan José
Benítez. Plaza & Janés, Editores
LA OPINIÓN DE ARQUEÓLOGOS E HISTORIADORES.
Los historiadores y arqueólogos también han querido descifrar este misterio
mediante sus conocimientos.
Gilbert Raes al estudiar en 1973 hilos de la Sábana, concluye que su
textura era la corriente en el Oriente medio durante el Siglo I. Además había
trazas de algodón que entonces no se cultivaba en Europa y si se hacía en el
Oriente Medio.
Silvio Curto corrobora esto cuando analizó la textura de la Sábana,
diciendo que puede datarse como de la época de Jesucristo.
Los estudios han demostrado que en la época de Jesucristo la Síndone era la
técnica judía utilizada para envolver los cadáveres y darles sepultura y la
Sábana Santa corresponde a la utilizada por los Esenios hace 2.000 años atrás.
Pero esto no es lo único que nos aportan los historiadores y arqueólogos.
Ellos son los que nos demuestran que la Sábana envolvió a Jesucristo. En el año
1978 el químico Pedro Ugolotti constató la existencia de restos de escrituras
en diferentes alfabetos. Hecho hace poco confirmado mediante computación al ser
tratadas digitalmente las fotos de la imagen, en la Escuela Superior de Óptica
de Orday por el profesor André Marion. Son fragmentos de letras en torno a la
cara. Las palabras están en griego, latín y hebreo. Algunas de ellas dicen:
IN NECEM – IHEOY – NAZAPHNOE Jesús Nazareno tú vas a
morir
IN NECEM = tú vas a morir “HEOY” = Jesús en griego,
IHEOY NAZAPHNOE = Nazareno
Estas leyendas están dispuestas en forma de U en dos grupos y se explica,
ahora se sabe, que en el enterramiento de los judíos del siglo I solía
colocarse una especie de madero en U para sujetar la barbilla del difunto, y
esas palabras estaban en el madero señalando que el muerto era Jesús Nazareno.
Pero ahí no acaba la cosa, dos científicos turineses, Pier Luigi Baima
Bollone, profesor de medicina legal, y Nello Balossino, profesor de
informática, docentes de la universidad de Turín, pocas semanas antes del
incendio, acababan de hacer públicas sus últimas investigaciones. Su
descubrimiento era un auténtico “bombazo”, en torno al misterio de la Sábana
Santa. ¿De qué se trataba? En las investigaciones que en 1979 había realizado
la NASA sobre la Sábana Santa, se había descubierto que en el ojo derecho del
cadáver se había colocado una moneda, con el objeto de cerrar el párpado del
cadáver.
Ya entonces, se pudo comprobar que esa moneda había sido un “leptón”, en
curso legal en tiempos de Cristo, en el que se podían apreciar la inscripción
en griego de Tiberio Cesar. No obstante aquel descubrimiento, los científicos
se hacían una pregunta, ¿por qué solo aparece la moneda en el ojo derecho,
siendo así que lo lógico es cerrar los dos párpados de un cadáver? Pasados
estos años, ahora estos dos científicos nos sorprenden: Sobre el párpado
izquierdo también hubo otra moneda. Ocurrió que a consecuencia de la hinchazón
del cadáver, se había movido y no ha podido ser descubierta e identificada
hasta utilizar unos medios técnicos más sofisticados.
Gracias a las posibilidades que ofrece la elaboración por ordenador, y
utilizando altos planos de ampliación, han logrado descubrir el diseño acuñado
en esa moneda: una copa ritual pagana utilizada en las libaciones. No quedaba más
que comparar con los catálogos de monedas palestinas de la época. En efecto,
“Eureka”, la incisión casa con un ejemplar del catálogo del British Museum y
con otro original de un coleccionista milanés. Pero hay más. La moneda fue
colocada cara arriba, mostrando la fecha de acuñación: el año XVI del imperio
de Tiberio. Una prueba de detective que difícilmente puede ser refutada. Según
Baima Bollone, la probabilidad científica de que nos encontremos ante el lienzo
que envolvió a Cristo “está muy cercana al cien por cien”.
ARGUMENTOS A FAVOR Y EN CONTRA
No son pocas las voces que alzan la falsedad de la Sábana Santa en nuestros
días, sus agnosticismos, ateísmos o el simple y excesivo celo científico han
hecho que se cuestione en demasía la autenticidad de la reliquia.
No ha ayudado a clarificar este tema la prueba del “infalible” Carbono-14 a
la que se sometió al lienzo en el año 1988, la datación cifró su antigüedad en
los años 1260-1390 de nuestra Era, constituyendo así un lienzo del medievo y
por lo tanto un completo fraude. ¿Pero es tan infalible la prueba del C-14? La
verdad es que la datación del carbono-14 la realizaron tres prestigiosos
laboratorios y obtuvieron las mismas respuestas. Sin embargo la prueba del C-14
se pone en entredicho en algunas dataciones, por ejemplo, en una piel de foca
de sacrificio reciente se realizó la famosa prueba del C-14, el resultado fue
una datación del año ¡¡¡2060!!! La contaminación medioambiental habían falseado
los registros del carbono. Así pues, un lienzo que ha sufrido la adhesión de
excesivos humos y combustión en el incendio de 1532 en Chámbery y que se vio
afectado por el mismo posee un contenido de carbono más alto que el normal,
adquirido por métodos innaturales (como lo fue el incendio). Cualquier datación
bajo estas circunstancias sería inválida…
Hay otros estudios que apuntan la posibilidad que la Sábana sea realmente
una pintura y falsificación. Hoy día es muy evidente identificar una pintura de
las características que presenta el lienzo de Turín. Se ha comprobado que no
hay pigmentos colorantes en la Sábana que indiquen el origen artístico del
mismo. Aparte es muy usual observar en Iglesias de toda Europa copias de la
reliquia turinesa. En España tenemos una buena colección de ellas, basta solo
con ver las del monasterio de Silos, Burgos o La Rioja para observar su origen
artístico.
También le atribuyen ser un prototipo de fotografía creada por Leonardo Da
Vinci en la época .Esta afirmación audaz y explicada en su libro por los
autores Clive Prince y Lynn Picknett (“El enigma de la Sábana Santa” -Martínez
Roca) se torna bastante débil cuando comprobamos que el gran artista italiano
no vivía aún entre los año 1230-1390.Aparte de rozar la casi milagrosa
impresión de la Sábana, no obstante fue un buen intento de desacreditación.
No hay quien opina que el hombre de la Sábana Santa fue el Gran Maestre y
último jefe templario…
Sin embargo son muchas las pruebas que acreditan la veracidad de la misma
Sábana, desde los estudios botánicos del criminalista y palinólogo suizo Max
Frei, que recogió de la Sábana muestras de polen procedentes de Israel, Turquía
y Europa…, aunque hay quién desacredite a este investigador debido a un
tremendo patinazo al dar como auténticos unos manuscritos que se suponían
pertenecían a Adolf Hitler y que realmente eran un tremendo fraude.
El analizador de imágenes tridimensionales de la NASA, el VP-8, demostró la
tridimensionalidad del lienzo. Quizás una de las pruebas más irrefutables de su
autenticidad sea la compatibilidad con el denominado “Pañolón” de Oviedo y que
muestra unas manchas de sangre en un gran paño que se supone estuvo en contacto
con Cristo y que al parecer, esas manchas de sangre, coinciden perfectamente
con las manchas que encontramos en el lienzo de Turín en la zona cubierta por
el mismo. De momento nadie se ha atrevido a discutir o refutar este hecho…
PROBABILIDADES DE SU AUTENTICIDAD
¿Cuántas posibilidades existen de encontrar los signos evidentes de la
tortura y muerte de un hombre a la manera descrita en los Evangelios y que no
fuera Cristo? Difícil pregunta con varias opciones, pero el escritor Juan José
Benítez (“Mis misterios favoritos”, Plaza & Janés, Editores) realiza una
comprobación estadística que nos puede ser de gran utilidad:
1º. Las posibilidades de que se dieran una coronación de espinas (un casco
espinoso) en tiempos contemporáneos a Cristo son de 1 contra 5000. No existe
ninguna otra referencia a este respecto en la tradición cristiana aparte de ser
algo inhabitual. Gruno Barberis realizó un estudio a este respecto.
2º. La persona crucificada presentaba lesiones en los hombros, como de
haber cargado un madero durante un recorrido. Las probabilidades son de 1
contra 2.
3º. Para aliviar y aligerar el martirio de los condenados a la cruz, las
tropas romanas -llevado un tiempo crucificado el reo- le partían las piernas
para provocar su asfixia ya que el condenado se apoyaba sobre sus pies para
tomar aire. A nuestro protagonista lo atravesaron con una lanza el romano
Longinos. Sus probabilidades se cifraron en 1 contra 10.
4º. Lo normal en las crucifixiones era atar al condenado a la cruz. Al
Hombre de la Sábana Santa lo clavaron con grandes a la misma. Probabilidades: 1
contra 2.
5º. Jesús recibió un indulto para su cuerpo una vez fallecido y fue
rápidamente descolgado de la cruz, manteniéndose la sangre fresca que
impresionaría con sus huellas la Sábana. Este indulto no se suele/solía
producir y el cuerpo del condenado era “mostrado para su vergüenza”. Las
probabilidades de ello se cifran en 1 contra 100.
6º. El cuerpo del Hombre de la Sábana Santa fue sepultado sin recibir los
cuidados de lavado y unción. Este hecho se cifra en una proporción de 1 contra
100.
7º. El hombre de la Sábana Santa no permaneció cubierto por el lienzo más
de treinta y seis horas .La descomposición habría perjudicado seriamente al
mismo. Una extraña radiación marcó la Sábana imprimiendo la imagen del
condenado en ella. Probabilidades: 1 contra 500.
RESULTADO FINAL
Las probabilidades que esa sagrada reliquia fuera la perteneciente a Jesús
de Nazaret se ha cifrado en 1 contra 200 billones.
Los investigadores estadounidenses Stevenson y Habermans (“Dictamen sobre
la Sábana Santa”- Ed...Planeta, “La Sábana Santa, ¿milagrosa falsificación?
-Ed. Giralda S.L., Julio Marvizón Preney) cifran la probabilidad en 1 contra
82.944.000.
Después de todo lo escrito, creo que nuestro lector se puede hacer una idea
de la importancia histórica-artística-religiosa-social del lienzo de Turín.
No se ha pretendido convencer o refutar a nadie, creer o no en él a la luz
de las pruebas a favor o en contra del mismo es una cuestión fe, palabra
extraña para quienes investigan lo extraño…Pero la historia de la Sábana Santa,
su recorrido, a quién perteneció, su historia, hacen de este tema algo
apasionante que va más allá de la frontera con las creencias personales de cada
individuo.
La Sábana Santa es uno de tantos otros temas que cruza el misterio
histórico y asola e inquieta nuestras mentes con un millar de preguntas sin
respuestas. Nuestro artículo sólo ha sido un acercamiento a tan ilustre enigma
que como tantos otros han cruzado la frontera de lo desconocido.
HISTORIA DE LOS ESTUDIOS DEL SANTO SUDARIO DE TURÍN.
El P. Adam Otterbein, C.Ss.R. fue hasta hace pocos años uno de los más
destacados expertos en el estudio del Santo Sudario como director del Holy
Shroud Guild de Nueva York (Estados Unidos). En 1982, el P. Otterbein relató
cómo se iniciaron las investigaciones científicas de la síndone que el centro
ha realizado o promovido.
Según relata, las investigaciones modernas se remontan a la fotografía de
Segunda Pía tomada en 1898 y los estudios de Paul Vignon, un investigador
francés que a principios de siglo realiza los primeros rudimentarios estudios
sobre esta fotografía.
El proceso más intenso de investigación llega con el sacerdote norteamericano
William Barry C.Ss.R. -redentorista como Otterbein-, quien estudiaba Sagrada
Escritura en Roma. Un sacerdote inglés le habló de la Sábana Santa de Turín y
le sugirió una visita a la misma, viaje que Barry aceptó. En la Catedral de
Turín, el sacerdote norteamericano conoció al Comandante Enrie, que había
fotografiado la síndone en 1931 y quien le dio un juego de diapositivas de
vidrio de 3 x 4 pulgadas con fotos del sudario. El redentorista retorno a
Esopus (Nueva York) y comenzó a enseñar Sagrada Escritura.
Más tarde, el P. Edward Wuenschel, otro redentorista norteamericano, leyó “casualmente”
un artículo sobre el manto de Turín y quedó muy impresionado. Cuando el P.
Barry le comentó casi de paso que poseía diapositivas originales, el P.
Wuenschel se las pidió prestadas y terminó por escribir un extenso artículo que
se publicó en 1935 en la American Ecclesiastical Review de Estados Unidos. En
los siguientes 10 años, el P. Wuenschel profundizó sus investigaciones. Para
ello, sostuvo intensa correspondencia con Enrie y Vignon.
En 1946, el P. Wuenschel publicó dos artículos en Biblical Studies luego de
realizar una profunda investigación en los aspectos bíblicos de la Pasión según
los cuatro evangelistas, las costumbres funerarias judías de la época y la sábana
de Turín. El P. Barry y otro redentorista, Louis Hartman, C.Ss.R., lo ayudaron
en la empresa.
Según el P. Otterbein, “Los artículos fueron importantes porque demostraron
que no existían contradicciones entre los relatos evangélicos y la síndone”.
En 1950, el P. Wuenschel fue nombrado director de la Schola Alfonsiana en
Roma. Antes de partir, le pidió al P. Otterbein continuar su trabajo de hacer
conocido el manto en Roma. Otterbein, que ya había conocido la reliquia en
1938, recibió de Wuenschel copia de sus estudios y su correspondencia con Enrie
y Vignon.
El P. Otterbein publicó un folleto escrito por Wuenschel que luego amplió
para publicar bajo el nombre de “El Autorretrato de Cristo”.
Con el crecimiento del interés en el manto en Estados Unidos, los
superiores de Otterbein lo autorizaron a afiliarse al Centro Internacional de
Turín. En 1951, obtuvo el permiso del Cardenal Spellman para erigir
canónicamente el Holy Shroud Guild en Esopus, Nueva York.
Dos años después, el P. Otterbein obtuvo el permiso para dedicarse
exclusivamente a promover el estudio y la difusión de la correcta información
sobre la reliquia, que su Congregación veía como ligada estrechamente a su
carisma: promover la conciencia de la Pasión del Señor Jesús.
Durante años, el P. Otterbein se dedicó a difundir información sobre el
manto en artículos, programas de televisión y una primera película de media
hora de duración; pero especialmente atrajo la intervención de investigadores
independientes y especializados: la empresa Eastman Kodak, el laboratorio de
criminalística de la Policía de Nueva York y el FBI, entre otros.
Otterbein, nombrado presidente del Holy Shroud Guild, recibió en 1970 la
visita del Capitán John Jackson, quien había leído el libro de John Walsh sobre
el Santo Sudario. Walsh era uno de los responsables de la interpretación de
fotografías enviadas por satélite desde la Luna y Marte, tenía la intención de
exponer las fotos del Sudario al mismo procedimiento y los mismos equipos.
El experimento sobre una de las placas de Enrie sorprendió a Jackson, quien
inmediatamente recurrió a su colega el Capitán Eric Jumper, para consultar el
resultado.
Tal como la interpretación en tres dimensiones (3-D) revelaba la
profundidad de cráteres y montañas en la Luna, el mismo equipo revelaba una
variación de distancia entre el manto y el cuerpo que produjo la imagen. Vignon
había sospechado esto en 1902, pero Jackson y Jumper lo probaron con equipo de
última generación de entonces.
El experimento atrajo a muchos científicos, al punto de que Jackson y
Jumper solicitaron al Holy Shroud Guild auspiciar una conferencia científica en
Albuquerque, Nuevo México (Estados Unidos) en marzo de 1977.
La conferencia convenció a los más escépticos de que el Manto era, por lo
menos, un objeto misterioso y no un simple dibujo o “daguerrotipo” como
sugerían algunos, que demandaba, por tanto, ulteriores pruebas.
En setiembre de 1977, el Holy Shroud Guild llevó a un grupo de científicos
a Turín para proponer una serie de pruebas que fueron finalmente aceptadas en
abril de 1978, durante el 400 aniversario de la llegada del Manto a Turín.
El 29 de setiembre, 32 científicos norteamericanos de las más diversas
especialidades y creencias llegaron a Turín con 70 contenedores del equipo más
sofisticado disponible y fueron autorizados a examinar y fotografiar la
reliquia desde el mediodía del domingo hasta las 10 p.m.del viernes: más de 96
horas.
Regresaron a Estados Unidos con tanta información, que hasta 1985 la
información debió ser ordenada y reducida. Algunos artículos fueron escritos
pero sólo en revistas especializadas. Los investigadores siempre agradecieron
el hecho que las autoridades de la Iglesia en Italia permitieran que los
artículos científicos fueran publicados libremente y sin la necesidad de una
revisión o aprobación eclesial. Sin embargo, el entonces constituido STURP, la
sigla en inglés del Shroud of Turín Research Corporation -Corporación de
Investigación del Manto de Turín- decidió enviar, por cortesía, a un representante
para informar al Cardenal Ballestero, entonces Arzobispo de Turín. Los
representantes, el Dr. Larry Schwalbe y el Dr. John Jackson, acompañados por el
P. Otterbein, y dos miembros italianos de STURP, el Dr. L. Gonella y el Dr. G.
Riggi, hablaron con el Purpurado durante una hora y media para explicar en
lenguaje no técnico los resultados.
Alentados por el Cardenal y deseosos de mantener el sorprendente resultado
de las conclusiones en el círculo de máxima credibilidad científica, los
delegados de STURF pidieron y obtuvieron una audiencia especial con el Papa
Juan Pablo II, a quien le prepararon un dossier especial con dos fotografías
reveladoras. La cita, fijada inmediatamente después de la audiencia general del
13 de mayo de 1981, nunca pudo realizarse: los miembros de STURF escucharon
desde la sala de audiencias los disparos que intentaron segar la vida del
Pontífice.
En 1988, el mismo Cardenal Ballestero autorizó la extracción de una única
muestra, luego dividida en tres, para proceder a una prueba de Carbono-14 en
vistas a determinar su datación. La muestra, deteriorada con el carbón y el
humo adherido al manto durante un incendio en la Edad Media, arrojó información
falsa, ampliamente difundida por los medios seculares.
En 1990, luego del informe de científicos independientes que cuestionaron
la validez de la investigación con Carbono-14, el Vaticano recusó el
procedimiento describiéndolo como “extraño”.
Fuerteventura, 17 de Mayo de 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario