domingo, 22 de julio de 2012

Iniciados



En todo ser humano duermen facultades que le permiten alcanzar conocimientos de tres mundos superiores. Las personas espirituales siempre han hablado de un mundo anímico y de un mundo espiritual, tan reales para ellos como el que ven nuestros ojos físicos y tocan nuestras manos. Al escucharlos uno puede pensar que estas experiencias también puede tenerlas si desarrolla ciertas fuerzas que hasta ahora aún duermen en uno mismo. El problema consiste en saber qué debe hacerse para desarrollar estas facultades latentes.

Para ello, sólo pueden dar las instrucciones quienes ya poseen tales fuerzas actualizadas. Desde que existe el género humano ha existido siempre una enseñanza mediante la cual los seres humanos dotados de facultades superiores han dado sus indicaciones a quienes aspiraban a tenerlas. Esta enseñanza se ha denominado enseñanza oculta, y la instrucción recibida ha sido llamada instrucción de la ciencia oculta. Tal denominación provoca, por su naturaleza, malentendidos: podría uno sentirse tentado a creer que los que se dedican a esta enseñanza pretenden aparecer como una clase de seres privilegiados, que arbitrariamente rehúsan comunicar su saber a sus semejantes; quizá se llegue a pensar que tras de ese saber no hay nada importante, pues uno podría pensar que si se tratara de un auténtico conocimiento no habría necesidad de ocultarlo como un misterio, sino, al contrario, se podría publicar para que la humanidad entera recibiese sus beneficios.

Los iniciados en la naturaleza de la sabiduría oculta, de ninguna manera se asombran de que los no iniciados piensen así, pues sólo pueden comprender en qué consiste el misterio de la iniciación quienes, hasta cierto grado, hayan recibido la iniciación en los misterios superiores de la existencia. Ahora puede surgir la pregunta: si esto es así, ¿cómo puede el no iniciado tomar interés humano alguno en la así llamada ciencia oculta? ¿Cómo y por qué habría de buscar algo de cuya naturaleza no puede formarse ninguna idea? Semejante pregunta se basa en una idea enteramente errónea de la verdadera naturaleza del conocimiento oculto, pues en realidad el caso de la ciencia oculta no es otro que el de todos los demás conocimientos y capacidades de la humanidad.

Este saber oculto no es para la persona común un misterio que tenga otra razón de ser como lo que es el saber escribir para quien no lo ha aprendido. Y así como cualquier persona puede aprender a escribir, si emplea los métodos adecuados, así también todo ser humano puede llegar a ser discípulo, y hasta maestro de la ciencia oculta, si busca los caminos apropiados.

Sólo en un aspecto difieren aquí las condiciones que deben cumplirse del saber y de las capacidades exteriores: puede que alguien, por su pobreza material o por las condiciones culturales del ambiente en que nació, no tenga la posibilidad de aprender a escribir; en cambio, para la adquisición del saber y de las facultades de los mundos superiores, no hay obstáculo que se oponga a quien los busque sinceramente.

Muchos creen que es necesario buscar en un lugar determinado a los maestros del conocimiento superior para recibir sus instrucciones. Al respecto, dos cosas son ciertas; la primera es que quien aspire seriamente al saber superior no escatimará esfuerzo alguno ni retrocederá ante ningún obstáculo para encontrar al iniciado que le inicie en los misterios superiores del Universo. Por otra parte, el discípulo puede estar seguro de que la iniciación llegará a él de todos modos, si tiene efectivamente el afán serio y sincero de alcanzar el conocimiento.

Existe una ley natural entre todos los iniciados que les impone no denegar a nadie el conocimiento que le corresponda merecidamente. Pero hay otra ley, tan natural como la primera, que establece que a nadie se le debe entregar la menor parte del conocimiento oculto, si carece de méritos para recibirlo. Y el iniciado es tanto más perfecto cuanto más estrictamente observe estas dos leyes.

El lazo espiritual que une a todos los iniciados no pertenece al mundo exterior, pero esas dos leyes constituyen los broches que mantienen unidas las partes de ese enlazamiento. Podrías vivir en íntima amistad con un iniciado, pero siempre quedarías espiritualmente separado de su ser esencial hasta que te convirtieras también en iniciado; podrías poseer todo su corazón y afecto, pero no te confiaría sus conocimientos secretos hasta que estuvieses maduro para recibirlos. Podrías congraciarte con él, torturarle; nada le inducirá a revelarte cosa alguna cuando él sabe que no te lo debe decir porque tu grado de evolución no te permite acoger en el alma, como es debido, este secreto.

Minuciosamente precisados se hallan los caminos que el hombre debe recorrer para adquirir la madurez que le permita recibir el conocimiento superior. El derrotero que ha de seguir ha sido trazado con escritura indeleble, eterna, en los mundos espirituales, donde los iniciados guardan los secretos superiores. En los tiempos antiguos que precedieron a nuestra "historia", los templos del Espíritu eran físicamente visibles. En nuestros días, por haberse distanciado tanto nuestra vida de lo espiritual, estos templos no existen en el mundo perceptible al ojo físico, si bien existen por doquiera espiritualmente, y aquel que los busque podrá encontrarlos.

Sólo en su propia alma hallará el ser humano los medios para que se le abran los labios de un iniciado; debe desarrollar en sí mismo determinadas cualidades hasta cierto grado de elevación, para poder participar de los sublimes tesoros del espíritu.

Fuerteventura, 22 de Julio de 2012

miércoles, 11 de julio de 2012

Agente de la CIA habla de Roswell



“Era una nave que no vino de este planeta”, fueron las contundentes revelaciones de un exagente de la Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA) que decidió decir la verdad tras 65 años del célebre incidente de la caída a tierra de un ovni (objeto volador no identificado) con seres de otro mundo.
Se trata del exagente Chase Brandon, quien trabajó para la CIA durante 35 años supervisando operaciones encubiertas relacionadas con el terrorismo internacional, contrainsugencia, narcotráfico y tráfico de armas en 70 países, rompió su silencio después de décadas del incidente ocurrido en 1947 en Nuevo México.
Brandon informa sobre una caja que incluye fotografías que prueban que el caso Roswell fue real. “Sucedió realmente”, asegura y precisa que la información fue escondida en la sede de la CIA ubicada en Langley, Virginia.
«Era un área secreta [conocida como “The Vault”], la cual contenía una caja que llamó mi atención. Tenía una palabra encima: “Incidente Roswell. Busqué dentro de ella y la puse en el estante diciendo “Dios mío, de verdad sucedió”».
“No era un globo meteorológico, como primero dijo la gente”, explica Brandon y agrega que vio evidencia directa de la visita extraterrestre en un área de seguridad de la CIA en Langley.
Tras el hecho, en 1947, autoridades militares emitieron una nota de prensa que comenzaba diciendo: “Los muchos rumores sobre un disco volador se hicieron realidad ayer cuando el oficial de inteligencia del Grupo Bombardero 509.o de la Octava Fuerza Aérea, Campo del Ejército Aéreo de Roswell, tuvo la suerte de apoderarse de un disco”.
Cuando fue transmitida esta nota de prensa, el jefe de relaciones públicas de la base era Walter Haut. Sólo 24 horas después los militares cambiaron la versión alegando que el objeto que primero creyeron que era un “disco volador” era un globo meteorológico qe se estrelló en una granja vecina. El nuevo jefe de relaciones públicas cuando se publicó esta segunda versión y las sucesivas fue el coronel William Blanchard.
Sorprendentemente, la prensa y el público aceptaron esa explicación sin cuestionarla entonces.
Brandon es autor de varios libros y dice que no revelará exactamente lo que hay dentro de la caja que despejó sus dudas sobre este suceso, pero que era material escrito y fotos, “es todo lo que diré a cualquiera sobre el contenido de la caja”, declaró al diario Huffington Post.
Diversos investigadores del fenómeno ovni sostienen que tras el incidente Roswell se realizaron autopsias a cuerpos de extraterrestres que se encontraban en un platillo volador que se estrelló en el desierto de Nuevo México, lo cual fue ocultado por las autoridades del gobierno estadounidenses y alegan que se desarrollaron nuevas tecnologías a partir de lo encontrado en la nave.
Haut murió en 2006 y dejó una declaración jurada que debía abrirse sólo tras su fallecimiento. El texto dice que la historia del globo fue ocultamiento y que el verdadero objeto fue recuperado por los militares y guardado en un hangar y agregó no sólo haber visto el platillo volador, sino cuerpos de los extraterrestres.
También relata la realización de una reunión de alto nivel a la que asisitió con el comandante de la base, coronel William Blanchard, y el comandante de la Octava Fuerza Aérea, Campo del Ejército Aéreo, Gen Ramey.
Haut declara que en la reunión se entregó a los participantes piezas de la nave estrellada, para que las toque. Entonces ninguno pudo identificar qué material era.
La nota de prensa fue emitida porque los vecinos del lugar ya estaban enterados del accidente del aparato extraterrestre, pero en realidad era un segundo lugar de caída del aparato espacial, y donde más restos se encontraron, aseguró Haut.
Detalló una operación de limpieza, donde en los meses siguientes personal militar examinaron los dos sitios de estrellamiento buscando restos, extrayéndolos y borrando toda huella que pueda indicar que algo inusual sucedió, explicó Haut.
Antes de 1950, un memorando parece probar que el caso de Nuevo México fue publicado por el FBI, institutción que publicó miles de archivos en su sitio llamado The Vault, donde se puede ver otro documento titulado “Platillos voladores”, en el cual el agente Hottel revela que un investigador de la Fuerza Aérea declaró que “tres llamados platillos voladores fueron recuperados en Nuevo México”, información que fue entregada a un agente especial. El FBI censuró la identidad del agente y la del investigador.
“Fueron descritos como de forma circular con la parte central elevada, de unos 50 pies de diámetro”, escribió Hottel y agregó que cada uno estaba ocupado por tres cuerpos de forma humana, pero de sólo tres pies de altura”.
Los cuerpos estaban vestidos con ropas metálicas de textura fina. Cada cuerpo estaba vendado de forma parecida a los trajes oscuros que emplean los pilotos de vuelos veloces y de prueba, dice el documento.
Fuerteventura, 11 de Julio de 2012