viernes, 3 de noviembre de 2017

Nicola Tesla

Nikola-Tesla

Nikola Tesla nació la noche del 9 al 10 de julio de 1856 y como si ya se presagiase lo que iba a marcar su vida, los truenos y relámpagos rompían el silencio de Smiljan. Su pueblo natal frío, pequeño y de calles angostas, estaba situado en la provincia montañosa de Lika en Croacia cuando todavía formaba parte del imperio Austrohúngaro. Su padre era un sacerdote serbo ortodoxo e impulsaba a su hijo a la vocación religiosa, pero el niño Tesla se sintió más atraído por el insisto creador de su madre y ya soñaba e imaginaba inventos inspirados en la propia naturaleza, en las montañas, en las tormentas, en el agua.

Tesla dominó disciplinas tales como la física, las matemáticas y la electricidad y es considerado el padre de la corriente alterna y fundador de la industria eléctrica. Entre sus inventos más importantes están la radio, las bobinas para el generador eléctrico de corriente alterna, el motor de inducción (eléctrico), las bujías, el alternador, el control remoto… Pese a que llegó a tener más de 700 patentes a su nombre pocos de estos inventos son asociados por el público como suyos.
Estudió ingeniería mecánica y eléctrica en Austria y física en Checoslovaquia y trabajó en varias compañías eléctricas y telefónicas por toda Europa. En 1884 llegó a Nueva York. Tenía 28 años, unos pocos centavos y una carta de recomendación para Thomas Edison escrita por uno de sus socios en Europa que decía: «Querido Edison: conozco a dos grandes hombres y usted es uno de ellos. El otro es este joven.»
En aquella época Tesla trabajaba en la corriente alterna, mientras que Edison monopolizaba la iluminación de Nueva Cork y otras ciudades de EE.UU con corriente continua. Aún viéndolo como una competencia Edison contrató a Tesla con el fin de mejorar los diseños de sus generadores de corriente continua. Tesla dedicó a este fin un año en el cuál proporcionó diversas patentes muy lucrativas a Edison. Finalmente cuando consiguió su objetivo de ayudar a su héroe, éste le negó la recompensa de 50.000 dólares alegando que fue “una broma americana” y su subida de sueldo, por lo que Tesla decidió dimitir.
Tras malos años para Tesla, en 1887 la Western Unión Company le proporcionó los fondos necesarios para el estudio del transporte de la corriente alterna a largas distancias. Esta tecnología es básicamente la misma que seguimos utilizando hoy en día en todo el mundo. Entre sus desarrollos podemos destacar las bobinas y el motor eléctrico, presente masivamente en toda la tecnología moderna.
Posteriormente Tesla vendió sus patentes para la manipulación de la energía eléctrica a George Westinghouse, inventor de los frenos de aire para los trenes y propietario de The Westinghouse Corporación, además Westinghouse le ofreció el pago de royalties por la explotación de la energía eléctrica que se generase con sus inventos. La comercialización de la corriente alterna fue el inicio de la conocida como Guerra de las corrientes con Edison. Edison defendía el hasta entonces uso de la corriente continua mientras que Tesla defendía las ventajas de la corriente alterna, la cuál finalmente se impuso y actualmente es la que llega a todos los enchufes de nuestros hogares. La ventaja principal que defendía Tesla era la facilidad de transformación (alta tensión, baja tensión).
Edison se dedicó a desprestigiar públicamente a Tesla realizando ejecuciones en la silla eléctrica de perros y gatos, intentando demostrar los peligros de la corriente alterna.
Esto no fue suficiente y la corriente alterna se convirtió en la mejor alternativa muy a pesar de Edison y General Electric quien poseía ahora los derechos sobre la corriente continua. En 1883 The Westinghouse Corp, fue contratada para desarrollar un generador de corriente alterna en las cataratas del Niágara. Debido al alto coste económico que supuso la carreta tecnológica a favor de la corriente alterna George Westinghouse le sugirió a Tesla que renunciase a recibir los roalties acordados. Tesla se sentía tan agradecido por que alguien hubiera confiado tanto en él que en un gesto magnánimo y torpe por su parte Tesla accedió y rompió el contrato que le unía a la compañía. Poco después los problemas económicos de Tesla volvieron a aparecer para convertirse en una constante durante el resto de su vida.
En los años siguientes se dedicó principalmente a todo lo relacionado con ondas de radio y altas frecuencias, lo que le ayudó a desarrollar por ejemplo las primeras lámparas fluorescentes de neón, y la primera fotografía en Rayos X. Pero estos inventos palidecían comparados con su descubrimiento en noviembre de 1890, cuando consiguió iluminar un tubo de vacío sin cables, haciéndole llegar la energía necesaria a través del aire. Este fue el comienzo de la gran obsesión de Tesla: la transmisión inalámbrica de energía.
Posteriormente en 1909 el italiano Marconi gana el premio Nobel por su aparato de radio que sin embargo utilizaba hasta 17 patentes tecnológicas propiedad de Tesla para transmitir la primera señal de radio que cruzó el Océano Atlático en 1901. No fue hasta 1943, una vez muerto Tesla, cuando la Corte Suprema reconoció la prioridad de Tesla sobre la patente de la radio. Gesto que fue motivado porque Marconi había demandado al Gobierno de EE.UU por utilizar su radio durante la I Guerra Mundial.
Tesla utilizó sus conocimientos y patentes de radio para construir un barco teledirigido con la idea de incorporar su desarrollo a los torpedos y otros ingenios relacionados con la robótica que Tesla visualizaba como «hombres mecánicos diseñados para ayudar a los hombres en las tareas más tediosas» pero que sin embargo en aquella época no parecían tener aplicaciones prácticas:
Los trabajos de Tesla en robótica y comunicaciones en red sin cables han probado ser adelantados a su tiempo. Y sus diseños para una turbina sin aspas y una bomba sin ningún tipo de parte móvil (modelada a partir de un diodo) continúan intrigando a los ingenieros contemporáneos.
En sus últimos años Tesla se dedicó casi por completo a su gran sueño de transmitir energía de forma aérea, sin cables, aprovechando la conductividad de las capas superiores de la atmósfera, la ionosfera, para distribuirla libremente por todo el planeta. En 1981 demostró a pequeña escala que era posible transmitir energía inalámbrica sin cables.
Utilizando una enorme torre de más de 60 metros de alto llamada Wardenclyffe Tower o Torre de Tesla éste intentó demostrar que era posible enviar y recibir información y energía sin necesidad de utilizar cables a gran escala. Sin embargo la falta de presupuesto impidió que la estación de radio siquiera se terminara de construir. Nunca llegó a funcionar del todo y la torre fue derribada en 1917 tras doce años de abandono. Hoy se conserva el edificio base con una placa conmemorativa en recuerdo de Tesla que se colocó en 1976, con motivo de su 120 aniversario
Nikola Tesla decía que todo lo que patentaba lo hacía en su mente antes de plasmarlo en papel ya que así tardaba menos y podía cambiarlo y manipularlo rápidamente y posteriormente lo construía funcionando casi en el 100% de los casos sin necesidad de retoque alguno. Obsesionado por la naturaleza por la coexistencia y el beneficio del hombre y el planeta fue en contra de los intereses económicos de muchos por ello no fue reconocido, fue boicoteado y olvidadas para nosotros las más de 700 patentes que se le atribuyen.
Tesla murió de un infarto en Nueva York el 7 de enero de 1943 en la habitación del hotel en la que vivía. Murió estando solo, casi arruinado y rodeado de teorías de conspiraciones y robos debido a la desaparición de muchos de sus papeles, notas y esquemas técnicos.
Puede que algún día alguien termine sus trabajos y podamos vivir en un planeta con energía gratis, inalámbrica para todos como soñaba Tesla y dejar de dañar el planeta con medios agresivos como plantas nucleares, petróleo… espero que el mundo que soñó Tesla no pase como un sueño para nosotros.
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Fuerteventura, 03 de Noviembre de 2017

viernes, 23 de junio de 2017

Alquimia y Naturaleza

Alquimia-y-Naturaleza

Nada mejor que la Noche de San Juan y el 23 de Junio para rematar está entrada. Quien de vosotros-as no ha oído hablar o conoce a alguien cercano que parece tener un don, se trata de personas capaces de adivinar algo referente a otros sin haberlos conocido personalmente, nos aportan datos del pasado, del presente e incluso del futuro de la persona. En ocasiones, estos seres parecen adivinar nuestros pensamientos. Videntes, psicometristas, clariaudientes, clarividentes, etc. son nombres que se utilizan para definirlos.

En los múltiples talleres de tarot y quiromancia realizados por toda la geografía nacional he comprobado con diferentes participantes, que todos, en mayor o menor medida, tenemos esta capacidad de recibir información externa sin mediar palabra. Curiosamente, no se trata de una comunicación verbal ni en la que intervengan los símbolos. Me refiero a un lenguaje difícilmente medible, de un lenguaje sutil, vibracional. Muchas teorías hablan sobre ello afirmando que todo en el Universo es luz e información, que pertenecemos a un todo y que existe una energía superior que nos interconexiona y nos transmite información a través de la matriz.
Los animales son unos expertos en este lenguaje al que hacemos referencia. Bandadas de aves se ponen de acuerdo para reunirse y emigrar a otros lugares cuando el clima es desfavorable; captan el mensaje no importando la distancia a la que se hallen y saben dónde, cuándo y cómo han de reunirse. Recibiendo el llamado a través de este “campo”.
Un cura, el padre Mundina, en la década de los ochenta, afirmaba que las plantas tienen emociones y que se comunicaban entre ellas de forma similar a las aves y otras especies animales. A día de hoy, la NASA lo confirma. Otro gran conocedor de este código, además de amante y alquimista de las plantas fue el Dr. Edward Bach, quien no sólo pudo establecer un contacto con ellas, sino que en el afán de preparar unos remedios fue mucho más allá.
Ya han pasado 75 años de la muerte del “padre” de las llamadas Flores de Bach, cuyo uso se ha expandido por todo el planeta desde que en 1983 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconociera su eficacia y los estados miembros empezaran a utilizarlas.
Sin embargo, estos remedios como tantos otros similares (flores de California, esencias de Saint Germain, etc) han sido tomados como simples elixires de uso alopático, cuando en realidad se basan en un paradigma que percibe el cuerpo como un organismo compuesto de elementos interconectados que constituyen un todo en sí mismo.
Las esencias se hayan entre los productos más utilizados por los terapeutas e incluso por los médicos, pero la gran mayoría ignora el paradigma en el que se basan, tal vez para poder ser consideradas y aceptadas incluso por las mentes más racionales o científicas. El Dr. Bach, médico, patólogo y bacteriólogo, fue un erudito muy avanzado para la época que le tocó vivir. Haciendo uso de sus conocimientos adquiridos en su etapa como integrante de la Masonería y la Orden Rosacruz y tomando como referencia a otros grandes alquimistas de la antigüedad como Paracelso, Culpepper y Hanneman, integrantes todos ellos del Club de Cooper, creó estas esencias.
El club de Cooper era un grupo selecto que se reunía para estudiar y asentar las bases de la Espagíria, un arte que utilizaba el saber alquímico para elaborar remedios a partir de plantas de una forma nada convencional, lejos de los principios activos de la medicina o las farmacéuticas. Estos preparados suelen funcionar a nivel álmico, partiendo de la base de que toda enfermedad, antes de reflejarse en la parte material, empieza a crearse en la parte energética. Y fue gracias a la capacidad de estos alquimistas, dotados de la habilidad de recibir información de las plantas por medio de esta comunicación sutil que se dio lugar a estos misteriosos remedios florales.
Pero nos podemos remitir a tiempos más remotos, cuando la botica de El Escorial preparaba elixires y licores espirituosos o incluso más allá, en el antiguo Egipto, donde moraban los maestros de la espagíria. Aunque fue a partir del siglo pasado que la tradición alquímica que hasta entonces se mantenía en la clandestinidad, empezó a reconocerse como terapia “científica”, reduciendo así su antigua reputación de pseudo-ciencia.
Sería muy extenso explicar los conocimientos que utilizó Bach para elaborar estos remedios, lo que sí podemos afirmar es que junto a sus conocimientos de los ciclos lunares, su saber interno y la espagíria pudo crearlos.
Él, como muchos otros alquimistas, resumía la enfermedad afirmando que se trata de una desconexión del alma con la personalidad. Según afirmaba, estas esencias elevan la vibración de quien las toma, permitiéndole resonar y equilibrar su psique al entrar en contacto con ellas; 38 remedios en total para diferentes trastornos muy específicos. Cada uno de los remedios consiste en un campo de fuerza activo vinculado a un área concreta de la psique humana.
Dando fe de su efectividad, siempre que se acierte con la esencia correcta y adecuada para el individuo, sólo me queda añadir que se han efectuado cientos de pruebas con pacientes en América y en Europa con mucho éxito, siendo un claro ejemplo de una gran evolución en la terapia floral.  Prueba de su efectividad es la gran proliferación de su uso y su venta en todas las farmacias.
Hay que descartar el efecto placebo, pues los resultados son notables cuando son suministradas a niños, nonatos e incluso a animales con algún desorden emocional e incluso físico.
Y por último, para despedirme, me remito a unas palabras que nos legó el creador de estas mágicas esencias “No permitan que la simplicidad de este método les disuada de utilizarlo, ya que a medida que avancen sus investigaciones comprenderán mucho mejor la sencillez de toda la Creación”.
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Fuerteventura, 23 de Junio de 2017